lunes, 13 de julio de 2009

Barbijos


El muchacho entró al subte lentamente, como con cuidado. Se sentó despacio. Su soledad se ubicó sobre él, como un pálido abrigo. Acomodó prolijamente su maletín sobre las piernas. De allí sustrajo el pomo de alcohol en gel. Meticulosamente comenzó a higienizar sus manos, mientras, por sobre el barbijo, echaba una mirada al resto del pasaje. Afortunadamente, a esa hora no viaja tanta gente. Qué bien estuvieron en el trabajo! Aceptarle la propuesta de poder entrar él sólo a la oficina tres horas antes, para evitar viajar en el peor momento. Es todo un teorema evitar las aglomeraciones en la gran ciudad.
En la siguiente estación entró una chica. Vestía sobriamente elegante. Se sentó frente a él. El cabello rubio y cuidadosamente entrelazado. Por sobre el flamante barbijo, dos ojos azules como el cielo. Delicadamente se posaron sobre él, apenas un segundo. Un imperceptible gesto de reconocimiento, tal vez. Las almas gemelas podrían reconocerse así, con apenas un cruce de miradas, pensó.
Ella acomodó su bolso en la falda. En dos segundos pareció organizar todo allí adentro. Y luego, mientras limpiaba sus delicadas manos con alcohol, recorrió el interior del vagón con sutil curiosidad. Una frágil inspección. Dos señoras. Una mamá con su hijo, envueltos ambos en dos interminables bufandas. Una parejita de adolescentes. Y ese chico frente a ella, que cada tanto la observaba con sutileza. Su alma gemela, tal vez? Ella siempre creyó que las almas gemelas podrían encontrarse así, fortuitamente, y casi sin buscarse. De repente se descubrió imaginando cosas. Un rostro detrás del barbijo, una voz hablándole, una boca acercándose despacio, un beso…Un beso? Imposible! Ni loca! Y si me contagio la gripe?
En eso estaba, decidiendo no hacer nada, ignorarlo por completo. De nada servirían esos ojos dulces, ese gesto franco adivinado debajo del paño blanco, blanquísimo, de su barbijo.
Y entonces, él se paró, dejándole una última mirada, atravesando la puerta del subte con cuidado, y convencido de que así era mejor. Para qué averiguar más? La dejaría ir. Tal vez, en una de esas, le hubiera contagiado algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario